lunes, 29 de noviembre de 2010

milima me gusta porque...

. los domingos, el cielo no te da la hora.
. las panaderías tienen ruedas.
. la personas no viven para trabajar.
. tiene un balcón con vista al mar.
. me enseñó a bailar.
. sus sabores no se repiten.
. el "minutito" dura más que un minuto.
. las fachadas no lo tienen miedo al color.
. me regaló un idioma distino.
. los techos son planos.
. las personas no se toman todo en serio.
. su gris tiene purpurina.
. aquí encontré un hogar.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

.choqué.

Nunca aprendí a frenar.
Me acuerdo de la primera bicicleta amarilla empotrada en una maletera roja. Me dolió. Mucho. Me gritaron desde la ventana que pare. No me acuerdo porque no lo hice. Me acuerdo un lunes que me escapé de clases, corrí desde la puerta, por el pasillo, pasé la escalera, la salida, tomé la callé, la segunda esquina, ya estaba lejos, seguí un poco más, terminé en un mercado de frutas y quesos. No me acuerdo porque me seguí de largo.

Me acuerdo de mi primer carro, una fila de árboles gruesos, un verano y las ganas de ir más rápido, de un bus oxidado que me quiso alcanzar y partió mis puertas en dos. Me acuerdo que no paré, tenía la preferencia, tenía la razón. No me acuerdo cuantos meses anduve a pie.

Me acuerdo de mi tabla para nieve, de mi ropa que no combinaba, de mis chapas, de mis nervios, de la deslizada, del ángulo, de la velocidad, de la emoción, del miedo. No me acuerdo porque no pude parar y me abandoné al peso del aire. Me acuerdo de un moretón morado y el se acuerda de mi también.

Me acuerdo de un examenfinal, fiebre, nauseas, cansancio, las hojas rayadas cubriendo mi cama. Me acuerdo que no tuve fuerzas de amarrar mis pasadores, los escondí y fui a darlo. Me acuerdo que subí los escalones de a dos, que entré pálida, que lo dí bien, y seguí enferma dos semanas más. No me acuerdo porque nunca consideré otra opción.

Me acuerdo cuando me dijeron que un animal la estaba comiendo por dentro. Me acuerdo que la hice caminar cuando menos pudo, la seguí moviendo para probar que estaba viva, no volteé, no me senté, no dejé da hablar. Me acuerdo que me pidió que vaya más lento. Me acuerdo que quise olvidar.

Me acuerdo que aterrice en un desierto, donde no hablaba el idioma, donde no conocía las rutas, donde las frutas tenían otro sabor. Me acuerdo que lloré porque no pude regresar, tomé mucho aire todos los días, tomé apuntes y miradas, tomé de golpe y me seguí de largo, me recorrí quince años sin parar, un lugar que no entendía, una vida a velocidad de lluvia, mojada, fuerte, fresca. No me acuerdo por qué nunca me mudé de algo tan diferente a mi.

Me acuerdo que corrí contra el tiempo para alcanzar un vuelo, entre luces, noche y transeúntes. Me acuerdo el sonido de la luna rota, me acuerdo que ese día no hubo luna en el cielo. Me acuerdo que grité, que no solté, que di todo. Me acuerdo de la impotencia, de sangre, de frío, de nervios, de la hora, de la luz blanca, de los calmantes, y de una terapia de seis meses. No me acuerdo por qué no solté a la bestia correr.

Me acuerdo de un paseo cerca de mar, hacíamos letras, muecas y estrellas con tiza. Me acuerdo de humos, de pisadas, de sonrisas placenteras. Me acuerdo que me hizo bien caminar más lento pero al final me senté con su sombra y no nos entendimos. Me acuerdo que me quedé más tiempo para hacerlo mejor, y no pude, y me frené y me rompí. Me acordé por qué no sabía frenar. Me recogí y me eché a correr en lágrimas raspando cemento. No me acuerdo por qué me senté ahí sin haber apuntando sus placas azules.

domingo, 22 de agosto de 2010

él y ella

ÉL
Se pone rojo cuando no quiere. Nunca le enseñaron a mirar un reloj. No sabe silbar, no tiene un terno. Le gusta echar dos cucharadas de azúcar, pero no le gustan las cucharas. Tiene una hormiga de mascota y sus cortinas tienen hueco. Nunca usa ascensor, a veces se duerme sentado. Le gusta tomar desayuno de noche, con dos ventanas abiertas. Si está triste, sube al techo. Si está feliz, aprieta el rostro. Si te habla, te mira a los ojos. Si te ve, no te suelta la mirada. Cuando está solo piensa en el mar, cuando está en el agua no siente el frío. Cuando lo abrazas, se pone nervioso. Cuando lo sueltas, se va. No sabe mentir, no sabe comer sopa, porque no le gustan las cucharas. Tiene botas para la lluvia, pero aquí tú sabes que llueve poco. Le gusta viajar, sentado, en la copa de un árbol. Cuenta para atrás para olvidar. Y cuando recuerda lo pinta con tiza en una pared gris de un callejón celeste. Hola!

ELLA
Le tiene miedo a las olas y las palomas. Siempre anda con un pasador suelto y una chalina de papel. Sus uñas huelen a naranja y su pelo es atornillado. Le gusta el violín, pero no sabe bailar. Cuando está triste, hace galletas de nuez. Cuando está feliz se pinta las uñas que huelen a naranja. Cuando canta, lo hace a escondidas. Se asusta cuando suena el timbre. Se pelea con los colones. Disfruta mirar el humo y las burbujas efervescentes. No entiende sus sueños, no lee su correo. Nunca suelta una taza caliente pero disfruta más un invierno. Tiene muchas crayolas rotas y poca paciencia para las preguntas largas. Si te ve, se aleja y si está cerca, se esconde. Cuando la abrazas, se pone roja. Cuando la sueltas, te regala una letra. No sabe olvidar porque pinta elefantes. Y camina silbando, solo de noche. Cómo estas?

miércoles, 28 de julio de 2010

tiempo estimado para lastimar

conocí una persona bonita que me contó que no existía
que nadie lo podía ver
que era invisble
escuchaba atento, susurros, ruidos, miraba de cerca las caras confundidas
invadia espacios muy personales
hasta que un día, le toque la espalda y la pregunté su nombre
se negó dos veces
no pudo creer que lo estaba mirando directo a los ojos
que ojos más guapos
oscuros, profundos, despiertos
nos volvimos amigos, sin mucho esfuerzo
caminata paralela al mar, musica nueva, risas
tomé fotos pero era inútil
no quería olvidarme de su cara
lo miraba, cómo caminaba, cómo husmeaba
me sentía triste porque no lo podía abrazar
era un aire
con olor a nube
me alejó de mis dudas,
de cosas oscuras, que a veces disfrutaba acariciar
me escuchó, me durmió
yo fui dejando de lado tareas, horas, amigos, apuntes,
nos fuimos a bailar, y se sintió tan bien
nadie entendía por qué bailaba sola, conversaba sola, me escapaba sola
a sitios extraños, con figuritas amistosas
las colgaba como prendedores en mi saco y sonreía
creo que estaba feliz
pero cada vez más sola, sin voz, sin ganas de lo real
más pálida
menos viva
aplastada por mirada juzgadoras,
se lo conté
se lo tuve que decir
estoy desapareciendo contigo,
soy especial?
porque te puedo ver? porque no tengo color?
no supo responder.
esa noche soñé con él,
en nuestro sueño todos nos podían ver
no había capas, ni escondites,
pero el tiempo no era fiel conmigo,
él salió del sueño para despertarme
cuando abrí los ojos ya no lo podía ver
seguía respirando en un cuarto oscuro, callada
me habáa quitado mi poder
simple
al instánte.
lo extrañé
no me dejó irme
me hizo un cariño pausado en la cabeza
la mañana siguiente salí a buscarlo...
ha pasado una semana y no vuelve
soy inmune a sus ojos
pero me duelen
me saludan
me evitan
me quiebran
despierto, y ya no estoy
pero creo que ya sé dónde lo puedo ir a buscar
me esperas?

lunes, 19 de julio de 2010

You cannot depend on your eyes when your imagination is out of focus. -Mark Twain

sábado, 17 de julio de 2010

la marka

ella se soba de nuevo las palmas,
decidida a borrar ese dibujo impregnado.
su brazo enrojece junto con su cara colgada.
no entiende por qué despertó así, por qué la planta sigue creciendo,
su tallo se esparce lentamente alrededor de su brazo
ella siente la picazón,
lo esconde debajo de la manga y baja las escaleras.
la cocina huele a mantequilla pero nadie está allí
ayer ha llovido toda la noche sobre ese jardín seco,
es feo pasar por ahí en las mañanas.

corre a la parada y la encuentra vacía
no le sorprende que se hayan ido, era tarde.
tarde para apurarse, tarde para volver.
ya no iba pasar otro tren hasta la madrugada.
se regresó caminando, con la boca tiesa.
la casa ya estaba fría.
se metió de golpe a la ducha, y comenzó a refregar el brazo con un cepillo duro.
los pétalos fucsia brillaban húmedos
estaba marcada, sin razón.

lloré mirándola por la ventana
ella no sabía, no me podía ver,
yo tenía una planta igual delineada en mi hombro
su azul latía y me daba miedo tocarla
era en vano. no se iba ir. vivía conmigo, extendida, tranquila.

me tenía despreocupada. le daba vueltas a otras cosas.
cosas más reales, sin escapatorias, cosas con fechas y números y puntos finales.
esto era un simple incidente. un garabato.
cogí mi bolso rojo, las llaves y salí a caminar.
la noche me abandonó y yo no le tenía ganas.
decidí divagar, y solté la mirada al piso.

de lejos la vi avanzando sola,
la reconocí por su bolso rojo,
lo llevaba a las clases de natación cuando iba con su hija.
a mi también me gusta la piscina, pero solo cuando es temperada.
no soy su contador pero un par de veces le ayudé con las cuentas
está enredada. pobre.
no pude dejar de notar la planta que adornaba su hombro
no me sorprendí pues tenía una igual, naranja, a lado derecho de mi panza
hace poco se apoderó de mi piel
una desconocida que ya se ha vuelto familiar.
un confidente de mis malestares.
pensé que era el único,
no lo soy.
igual no tengo nada de especial, soy común como el resto.
cuando la encontré creí que esto me cambiaría pero ahora veo que es un virus de color.
quizá es por el agua de la piscina.
creo que me olvidé comprar el café.
de nuevo.


ha vuelto a dejar la bolsa.
despistado como siempre, susurra la cajera.
mastica suave ese chicle que ya perdió su color.
y se sube la falda, cuidadosa, detrás el mostrador.
todavía sigue ahí, esa planta rosada, invasora impuesta.
se abrió entera por encima de la rodilla. acaparando, agresiva.
su mirada se dobla y revienta un globo de paso.
su boca es del mismo color de los pétalos.
al menos ese tatuaje extraño es fiel a sus horarios
la acompaña, la escucha,
sería una pena que se vaya, tan lindo
igual nadie lo ve.
extiende la mano y le suelta una caricia,
dos pétalos abiertos se desprenden sobre su palma
quietos,
solos,
sus dedos tiemblan.
repite el ademán,
dos más
sueltos,
se va despellejando
el dibujo pierde forma
tengo sueño, piensa, cerrando los ojos,
ojalá el señor venga pronto
a recoger su café...