A veces, uno no alcanza, no es suficiente para mover, para hacer correr, para dejar llevar. A veces hacen falta las manos que saben empujar, que saben sostener.
Piso recto porque sé a donde voy. Te podría describir el lugar pero todavía no sé como se llama.
Tal vez cuando llegue allí le pondré un nombre que nos guste a los dos y le colgaré una lamparita de papel. Tal vez, no.
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