No ando bien de palabras
me raspan los grises,
me llueven las ollas,
y rompen mis paraguas.
Al cocer bocinas entre pistas y lunas
extraño puentes de lluvia
y techos húmedos.
Pienso en mis vacios,
mis errores,
mis talones planos y con frío;
me estiro sobre la espalda tiesa de este elefante
que va andando lento a casa.
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